El pasado 27 y 28 de enero subimos al refugio de l’Illa, en Andorra, situado a 2.488m. Desde su remodelación en 2016, se trata de un refugio muy bien diseñado, y un ejemplo de adaptación a un entorno muy riguroso. Construido en madera y acabado en zinc, su construcción tiene vinculada una baja impronta de carbono. Es muy eficiente energéticamente y pese a sus dimensiones, funciona con una sola estufa de biomasa. Dispone de ventilación con recuperación entálpica de calor, energía fotovoltaica, baterías de acumulación y medidas de ahorro de agua como un temporizador ACS en la ducha, que nos demuestra que con un minuto de flujo de agua caliente es más que suficiente para en nuestra higiene personal diaria. Subimos desde las Escaldes, siguiendo el camino que transcurre por el valle del Madriu, con un total de 13km y unos 1.000m de desnivel positivo. Tardamos 6 horas en llegar al refugio, abriendo traza lentamente con raquetas sobre nieve polvo abundante. Una vez llegados al refugio, una ducha, una buena cena y un merecido descanso nos permitió recuperar fuerzas para afrontar la bajada. Nos esperaba una previsión meteorológica de riguroso invierno, con una temperatura mínima de -19ºC y venga fuerte. Pero al día siguiente, la suerte jugó a nuestro favor y la temperatura no bajó de -10ºC, aunque el fuerte viento de Norte nos acompañó hasta llegar de nuevo al bosque. Llegados de nuevo a Escaldes, celebramos que todo había ido bien con una buena comida. ¡Seguiremos subiendo montañas!

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