El pasado mes de julio GMG finalizó las obras de rehabilitación energética integral de una casa situada en la plaza de la Gent Gran, en el casco antiguo del Port de la Selva, en la comarca del Alt Empordà.

La rehabilitación ha consistido en una reforma integral de la distribución de la vivienda, que dispone de tan sólo tres metros de ancho libre interior, una remonta de la planta bajo cubierta y la construcción de una terraza exterior. Se han conservado las paredes medianeras, las fachadas y el techo de la planta baja consistente en unas bóvedas de crucería muy singulares.

Hemos añadido aislamientos térmicos y hemos renovado todas las carpinterías exteriores, optando por acristalamientos climalit de baja emisividad y carpintería exterior de pino. Hemos escogido la madera por los cerramientos exteriores porque, a pesar de requerir mantenimiento, es el material predominante en las casas antiguas del pueblo y pensamos que son mucho más armónicos con el entorno que los ventanales de aluminio o de pvc.

La cubierta es de madera, mientras que el techo de planta primera lo hemos construido con vigueta metálica y bovedilla de bóveda, una tipología de forjados a menudo utilizada en las casas del pueblo.

Las paredes medianeras se construyeron originariamente con piedra de pizarra y arena de playa sin lavar, conteniendo una elevada salinidad que provocaba la aparición de humedades por capilaridad muy importantes en la planta baja. Para evitar estas humedades, hemos aislado el terreno con una lámina Slutter y hemos repicado las paredes medianeras dejando la piedra vista en su parte superior. En el lado interior de las medianeras hemos construido unos tabiques flotantes sobre el pavimento con una cámara de aire que permiten el secado de las medianeras por convección natural. En la planta baja no hemos utilizado tizas y para terminar los paramentos cerámicos hemos rebozado con mortero de cal transpirable.

En la elección de los materiales se ha intentado mantener la armonía original de la casa, que algunas voces del pueblo aseguran que se trata de la casa más antigua que se conserva en el casco antiguo.

Por la climatización de la vivienda, considerando su uso de segunda residencia, hemos montado bombas de calor de expansión directa y fan-coils con un golpe óptimo.

Queremos agradecer a los propietarios y amigos, Oriol y Ester, su encargo y la confianza, la ilusión y la paciencia que nos han dado en todo momento. También agradecemos especialmente el buen trabajo realizado por Raül el constructor y el de todos los industriales que han participado, Manolo con la carpintería, Lluís con las instalaciones, Marc con la cerrajería y Jordi con la pintura. El buen trabajo de todos nos ha permitido conseguir un resultado del que estamos muy satisfechos.

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